Los precursores de la cosmogonía filosófica I



La humanidad siempre se ha interrogado sobre el origen y hasta hoy se buscan explicaciones. Actualmente el origen trata de explicarlo la ciencia a través de la teoría del big-bang. Sin embargo, en la antigüedad el origen se explicaba principalmente por las cosmogonías (origen del universo y la humanidad) y teogonías (origen de los dioses).

Las culturas de todos los tiempos han construido sus propios relatos de carácter mítico, en los que explican su comprensión del origen del universo. Por ejemplo, en América Latina tanto los Incas, los Aztecas y los Mayas (Popol Vuh) concibieron sus cosmogonías.

Entre los pensadores prefilosóficos griegos, algunas de los relatos mitológicos más conocidos son la cosmogonía de Hesíodo y la teogonía órfica.

Un elemento originario común en estos relatos es el caos, la oscuridad, la noche, la tiniebla, el Tártaro, etc. Este elemento difiere en la cosmología judeocristiana consignada en el Génesis donde Dios crea de la nada (creatio ex nihilo).

Con este preámbulo, el siguiente contenido se basa en la obra de G. S. Kirk, J. E. Raven, M. Schofield: Los Filósofos Presocráticos, específicamente en el primer capítulo dedicado a los precursores de la cosmogonía filosófica.

Ingenua visión del mundo

Algunas referencias homéricas permiten conocer la concepción popular de la naturaleza del mundo. Por ejemplo, el cielo es una semiesfera sólida y cubre la tierra plana, en la parte inferior de las nubes hay neblina y en la parte superior aire brillante (éter). Bajo la superficie de la tierra (inframundo) está el tártaro o lugar de los muertos. El océano o río circundante bordeaba el disco terrestre y por tanto se consideraba que la tierra era plana.

El mito de que el sol, tras cruzar el cielo con sus caballos y su carro, navega en un cuenco de oro en torno a la corriente de Océano, regresando al Este justamente antes del alba, presupone esta imagen del río circundante[1].

Océano

Océano se consideraba como fuente y origen de todas las cosas, incluyendo los dioses[2].

Hay quienes creen que los hombres muy antiguos y los primeros teólogos, muy anteriores a nuestra generación, concibieron a la naturaleza de la misma manera [que Tales]. Pues hicieron de Océano y Tetis, progenitores de lo que nace, y del juramento de los dioses agua —denominada por los poetas mismos Estigia—, ya que lo más antiguo es lo más venerado y lo más venerado es el juramento[3].

Según Platón, al parecer también existían otros testimonios al respecto como los de la poesía órfica primitiva.

....como Homero, una vez más, dice «Océano padre de los dioses y la madre Tetis» y creo que también Hesíodo. También Orfeo dice, en alguna parte, que «Océano de hermosa corriente fue el primero en iniciar el matrimonio, tomando por esposa a Tetis, su hermana maternal»[4].

En todo caso, su concepción no difiere esencialmente mucho de la de la Teogonía de Hesíodo, en donde, Océano, Tetis y los demás Titanes nacieron de Gea y Urano.

Con apenas dos testimonios[5] de Homero sobre el Océano no se puede proponer una teoría cosmogónica en este autor. Adicionalmente, la idea del Océano como río circundante, probablemente fue una adaptación de creencias egipcias o babilonias, pues ellos creían que el mundo nacía de aguas primigenias. Resulta evidente que el agua es necesaria para la vida.

La noche

La noche es "domadora de los dioses" (Nu\c dmh/teira qew~n), puesto que el sueño doblega incluso a los dioses[6]. El mismo Aristóteles acepta que hubo poetas y escritores (Orfeo, Museo, Epiménides) sobre los dioses que colocaron en ‘primer término’ a la noche o que los hicieron derivar de ella.

los poetas antiguos pensaron de manera parecida, en cuanto afirman que no son los primeros seres como la Noche, Urano, Caos u Océano los que reinan y gobiernan, sino Zeus (...los teólogos que los hacen nacer de la Noche) [7].

Por lo demás, en los relatos cosmogónicos es natural que el Día y la Noche nacieran tan pronto como se separaron el Cielo y la Tierra, con el fin de ocupar el espacio originado por la separación de ambos.

[1] Cf. Mimnermo, Fr. 10 Diehl

[2] Aparte del del engaño de Zeus por Hera no hay datos suficientes que respalden una concepción cosmogónica o cosmológica por parte de Homero.

[3] Aristóteles, Met. A 3, 938B 27.

[4] Platón, Crátilo 402 B.

[5] Homero, Odisea Il.. 14, 200 y 301; Il.. 14, 244

[6] Homero, Il.. 14, 258

[7] Cf. Aristóteles, Met. N4, 1091 b 4; 1072 a 8.


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