El valor filosófico del mito



Mito, según el diccionario de la RAE, es una “narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico […] que encarnan algún aspecto universal de la condición humana”.

Desde esta perspectiva, los mitos griegos y los propios de cada cultura, son expresión del pensamiento prefilosófico con el que se explican simbólicamente los grandes problemas relacionados con el origen del mundo, de la humanidad y de las instituciones.

En el contexto filosófico la distinción entre mito y logos (razón) es evidente. Sin embargo, la naturaleza y los procedimientos del pensamiento mítico, siguen siendo objeto de debate. A continuación, dos interpretaciones:

a)      El mito es incapaz de probar racionalmente las propias afirmaciones, constituye una intelectualidad imperfecta, que se contrapone o está subordinado al discurso lógico. Es un intento insuficiente de explicación racional de la naturaleza.

b)      El mito posee su propia coherencia interna, tiene la capacidad de expresar niveles profundos de comprensión (a través de procedimientos preracionales, emotivos, simbólicos, estéticos) y puede por lo tanto ser considerado un tipo de pensamiento autónomo, diverso y no comparable al científico.

Los filósofos griegos encontraron un punto de acuerdo en el condenar los procedimientos del pensamiento mítico, acusado de no proveer y no requerir algún tipo de demostración lógica (toda la filosofía en su complejidad nace a través de una dura contraposición a esta mentalidad antigua y tradicional). Única y parcial excepción fue Platón, el cual no dudó en explorar la capacidad del mito para decir lo indecible, sobre todo, aquellas verdades tan profundas que no se podía expresar con la pura razón.

A pesar de la devaluación general del mito también hay autores que reconocen su gran valor[1]:

Gianbattista Vico[2] reconoce en los mitos pasados una primordial sabiduría poética. Ahí se expresa la capacidad de los hombres primitivos de usar la fantasía para dar una explicación a la naturaleza. La intuición de Vico, que ve en el mito una forma de conocimiento diferente pero no inferior a la argumentación racional, ha sido retomada por diversas escuelas de pensamiento[3], que han subrayado cómo el pensamiento primitivo sigue reglas y leyes de coherencia interna muy fuertes, también diferentes de la lógica argumentativa.

E. Cassirer (1874-1945) en su obra Filosofía de las formas simbólicas, ha individuado la esencia de la modalidad mítica del pensamiento en la incapacidad de distinguir entre contenido y forma del símbolo, o sea, entre el ámbito de lo concreto y el de los significados. De este modo la luz y el sol no son solo “representaciones” de la divinidad, sino divinidades en sí mismas[4].



[1] Oyaneder Jara, Patricio, Aproximación al mito, Atenea n. 487, Concepción, 2003. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622003048700007

[2] Vico, Gianbattista, principios de ciencia nueva, Nápoles, 1725; Scienza nuova, en Opere filosofiche, Sansoni, Firenze, 1971.

[3] La etnología (estudio de pueblos tribales) de Lévy-Bruhl, y la antropología (estudio de las condiciones típicas de la humanidad en general) de Lévi-Straus.

[4] Para Cassirer, el hombre es un “animal simbólico” que utiliza símbolos para configurar el mundo cultural. En este sistema se símbolos es donde se expresa el mito manifestando así el espíritu humano.


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